
La misma frase sonó casi a la misma hora a centenares de kilómetros. “No se puede invertir más en el servicio de Rodalies sin afectar el servicio diario”. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el ministro de Transportes, Óscar Puente, defendieron con la misma idea desde el Parlament y el Congreso de los Diputados su gestión ante la crisis vivida en los últimos días en el servicio de Cercanías en Cataluña. Tras escenas casi diarias de pasajeros desalojados caminando por las vías o abarrotadas en las estaciones ante los retrasos y cancelaciones, los Gobiernos central y autonómico cierran filas para sortear la primera gran crisis a la que se enfrenta el Ejecutivo de Illa y que reaviva una de las cuestiones que más dispara el hartazgo ciudadano.
