El esmorzar valenciano vive días de esplendor. Hasta hace poco, esta comida, que es todo menos frugal y que se suele tomar más o menos entre las nueve y las 11 de la mañana, era practicada sobre todo por la gente mayor. Hoy el almuerzo es abrazado con entusiasmo por todas las generaciones, y se multiplican los lugares donde se ofrece con su correspondiente gasto –cacahuetes, encurtidos y otros picoteos, más bebida– y su cremaet final (café con ron flambeado). Los tremendos bocadillos que lo protagonizan, especialmente en Valencia, también se han vuelto complejos, y ya son más un plato entre pan y pan que otra cosa.
