Si la Constitución democrática no lo impide, en Extremadura volverá a culparse a la democracia, la segunda República, de desencadenar el desastre que asoló nuestra tierra durante más de 40 años: dictadura y fascismo. Por un voto de diferencia, Vox y PP imponen una visión torticera y manipulada de lo que costó cientos de vidas. Soy de un pequeño pueblo, Garciaz; allí el horror se desató a niveles inimaginables. Sin ser zona de combate, solo los derrotados pusieron los muertos. Monumentos, calles y placas ensalzaron a los vencedores; el silencio y el terror anidó en los que perdieron a alguien. Esa fue su “concordia”, la que ahora harán ley. Si la Constitución no lo impide.
